¡Misión! El gran viaje en tren

Pasaba poco mas del medio día y era un día fantástico, al menos desde mi punto de vista. El sol estaba en lo alto del cielo con su siempre presente sonrisa, dando un calor que no se hacia molesto gracias a una refrescante brisa que se dejaba sentir de vez en cuando. España realmente era un país hermoso, pero a pesar de cuanto quisiera ir de turista y curiosear un poco los alrededores, debía concentrarme en mi misión. Con suerte, ya tendría tiempo en otro momento de recorrer con calma el lugar.
Llevaba una camisa con el logo de Shibusen en el lado izquierdo del pecho y una corbata desarreglada encima. El resto de mi vestimenta era una falda a franjas rojas y azules que me llegaba un poco más debajo de los muslos, un par de rodilleras negras y unas botas de combate del mismo color. Oh, casi lo olvidaba, también tenía unos guantes de combate con nudillos metálicos, después de todo, tal vez podrían servir de algo.

-Bueno, a ver ese tren.

Me dije a mi misma, mientras caminaba por la vieja estación. A decir verdad, estaba algo desolada y hasta parecía abandonada, de tanto polvo que tenia un pequeño edificio con algunas bancas afuera, y delante de el, las vías del tren. Estaba empezando a pensar que el portal se había equivocado y me había enviado a un lugar incorrecto, hasta que por fin mi vista dio con el tren que había visto en una foto de referencia. Sonreí y me acerque a paso rápido para poder hablar con los encargados del transporte de esas mercancías que, según mi misión, debía custodiar a toda costa.

¡Hola! Reaper Sugawara, Shibusen.

Aun caminando hacia la vieja estación, me presente saludando con una mano y con una diminuta sonrisa en mi rostro.

Maquinista: *le da la mano a Rumiko* Muy bien asi que tu eres la enviada de shibusen, exelente, por fabor sube al tren, partimos enseguida, confio en ti niña, mi vida y paga depende de tus esfuerzos. jajajaja *entra al tren riendo y lo preparo para partir* Vamos!, date prisa!.

Artillero: eh! aqui!*mirando a Rumiko* soy un mercenario, me contrataron para dispararle a esas cosas feas, seremos compañeros, mas vale que sepas pelear, de todos modos , te cubrire, admito que pareces novata , jejeje *sube en el tren esperando que este comienze su camino*

PD: Muy bien Rumiko, una vez que subas al tren...MISSION START!!, pelearas sobre la mercancia, el artillero tiene una torreta un carril detras de la mercaderia, asi que atenta con el, te dejare controlarlo de manera narrativa. EJ: *el artillero le dispara a un kishin , le da en el blanco y luego yo le golpeo haciendo que caiga del tren* , suerte! =P

Reí por lo bajo al ver finalmente al maquinista y encargado de las mercancías, se veía como alguien bastante inofensivo, aunque, una vez hablo conmigo, se notaba una persona bastante amable y simpática. De pronto escuche el llamado de alguien y entonces vi a otra persona mas, otro tipo que tenia pinta de pandillero o tal. Me extrañe a ante esto y luego me puse alerta. Sin embargo, se presento de inmediato: se trataba de un mercenario y compañero mío en esta misión. No parecía muy convencido de mis capacidades y me lo hizo saber con sus palabras finales. Fruncí el ceño un poco molesta y le seguí, subiéndome al tren.

-No te preocupes, no contaba con tu ayuda en un principio y tampoco creo que vaya a necesitarla. Solo intenta no estorbarme ¿Quieres?

Le dije al mercenario, de manera egocéntrica. Al ingresar al tren, cada quien fue a ubicarse en sus puestos. El maquinista, obviamente, a la cabina de mando y el mercenario, para mi sorpresa, se ubico armado con una torreta.

-Con esa cosa tal vez sí sea útil después de todo.

Dije en un susurro y viendo de reojo la gran arma de fuego. Por mi parte, decidí recorrer todo el tren, observando cada detalle, a fin de cuentas, tenia que estar preparada y conocer el terreno. La mercancía se ubicaba en un cuarto cerrado, custodiado por la torreta. En total eran 8 espaciosos vagones, sin contar la cabina de mando.
Después de unos minutos, di el ok al maquinista y el tren, lentamente en un principio, se puso en marcha. Tomamos velocidad en poco tiempo y nos alejamos rápidamente de la vieja estación. Me posicione sobre el techo de uno de los vagones, ya que desde esa posición tendría fácil vista de todo. El viento mecía mi cabello y el sol parecía tener la vista fija en nosotros, como esperando que algo sucediera.